martes, 17 de mayo de 2011

El gran problema de la corrupción

En México, siete de cada 10 empresas ven afectada su competitividad a consecuencia de la corrupción que permea a nuestro país.

En México, siete de cada 10 empresas ven afectada su competitividad a consecuencia de la corrupción que permea a nuestro país, de acuerdo con la Encuesta de Fraude y Corrupción en México 2008 de KPMG.
“Esta práctica no sólo perturba al sector privado, ya que la sociedad en su conjunto también se ve perjudicada, al inhibir la inversión de las compañías en nuestro país, la cual es generadora de empleo”, advirtió Arturo del Castillo, consultor de la Práctica Forense de KPMG.
El sondeo mostró que 60% de las empresas reconoce que la corrupción afecta de manera negativa sus proyectos de inversión en la nación.
Tan sólo 44% de las compañías realiza pagos extraoficiales a servidores públicos con el objetivo de agilizar trámites, obtener permisos, entre otras ventajas.
Así, el sector privado destina hasta 5% de sus ingresos anuales a sobornos a servidores públicos.
Por otra parte, en nuestro país, ocho de cada 10 empresas sufrieron cuando menos un fraude en el 2007, lo cual provocó pérdidas monetarias, así como otras repercusiones en diversos ámbitos de las organizaciones.
El sondeo de la consultora, el cual se realizó a 235 directivos que empresas que operan en nuestro país, mostró que en México la incidencia del delito disminuyó a cinco por cada 10 empresas, tomando en cuenta únicamente los movimientos fraudulentos internos, es decir, aquellos hechos ilícitos cometidos por empleados de los propios corporativos.
En el último año, el sector privado perdió aproximadamente 900 millones de dólares por fraudes de tipo interno.
“Sin embargo, el delito va más allá de las cuestiones económicas. Un hecho de esta magnitud tiene consecuencias graves en otras áreas de la organización en cuestión, como la imagen corporativa, el clima laboral y la confianza de los inversionistas”, explicó Arturo del Castillo.
A nivel internacional, nuestro país registra una de las incidencias más elevadas en delitos fraudulentos.
De manera general, México se encuentra por arriba de países como Estados Unidos, Alemania y Brasil.
En tanto, en fraudes cometidos por empleados de las propias empresas nuestro país supera a naciones como Argentina y Chile.
“A pesar de este panorama, la cultura preventiva antifraudes aún es incipiente en México, dado que se ve más como un gasto que como una inversión”, puntualizó el consultor.
Por si esto no fuera poco, enfatizó, sólo 2% de las empresas que han sido defraudadas implementa o corrige sus mecanismos de control interno.

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